“Animales sorprendentes” ese era el titulo del libro de hojas de cartón de 2 cm de grosor que Melissa siempre le daba a su hijo para distraerlo mientras ella se ocupaba de sus otros dos hijos. A Frankie no le gustaba la idea ¿Creen que soy un nuño pequeño? Se preguntaba a si mismo mientras era conciente de que sus manos se convertían en dos puños aparentemente fuertes y su mandíbula se tensaba.
Sus aletas de la nariz se movían con gran rapidez mientras bajaba a grandes zancadas de su habitación del segundo piso, por supuesto el cuarto más pequeño y descuidado. Casi marchando para llamar la atención, Frankie se dirigió a la mesa del comedor y se sentó con los brazos cruzados. Su madre preparaba la comida, su hermana menor jugaba con bloques de colores en la alfombra, mientras su hermano… ¿Qué hace? ¿Esta enojado? ¿Por qué golpea la mesa?
Zack tenía baquetas en ambas manos, al parecer resistentes y producían un sonido con ritmo por el impacto que ambas maderas. Era gracioso ver Frankie con el rostro lleno de arrugas en la frente por la preocupación que le producía el que su hermano quisiera destruir la mesa y su madre no hiciera nada para impedirlo. Pero pronto esa expresión se convirtió notablemente en una de preocupación. ¿Por qué quiere ser como yo?
Esta situación a cualquiera le da lastima, ver a Frankie conmovido por la idea de que su hermano se tapaba los oídos con trozos de plástico blanco, según Frankie, para no escuchar. Estaba equivocado. Ese no era el objetivo de los audífonos, si no todo lo contrarío.
Sin saborear el desayuno, Frankie se retiro de la mesa aún angustiado por lo de hace unos instantes. Ya preparado para salir corriendo y dar un portazo para que todo mundo pudiera interpretar su estado de ánimo, sintió como le agarraban la muñeca con demasiada fuerza y lo giraban sin tu consentimiento. Aturdido respondió al abrazo que su prima le estaba dando.
-Esta enorme ¿no es así tía?-pregunto Jade cuando coloco a Frankie en el
sofá para que respirara.
-Si lo se- admitió Melissa cuando contemplaba a su sobrina que saludaba con gran entusiasmo a su familia.
- ¿Y para que me llamaste?- pregunto Jade intrigada hacia su tía.
-Zack va a tener una competencia de bandas, me llevara toda la tarde ¿Cuidarías de Frankie en mi ausencia?
-Por supuesto. Tárdate años si así lo deseas- acepto mientras sacudía el cabello color cobre de su primo preferido.
Ya instalados en el departamento rentado de Jade, Frankie estaba emocionado por un lugar nuevo que explorar. Y así fue, recorrió todas las habitaciones tocando todo lo llamativo y desconocido para sus prematuros ojos. Y finalmente visito el cuarto donde dormía Jade, a pasos lento se dirigió a su tocador. Retrocedió rápidamente hacia atrás tropezando con sus propios pies.
Jade rápidamente fue a su ayuda mientras observaba el mueble en busca del objeto culpable del pequeño accidente. No encontró nada fuera de lo común.
¿Qué fue lo que le hizo racionar así?
Colocando a su primo en la cama para que se tranquilizara, la joven de cabello negro y piel color crema le mostró uno por uno los objetos a distancia para ver su reacción y poder averiguar lo que le provoco su respiración agitada.
¡Bingo! Frankie se estremeció cuando le enseño el pequeño trozo de metal color blanco y un cable inestable que colgaba de el.
-¿Por qué reaccionas así?-Jade se golpeó levemente la cabeza al recordar la
Falta auditiva de su primo.
Jade no se explicaba por que reaccionaba así. Le dio vueltas al asunto, y ya frustrada no le quedo otra que com mal humor y con agresividad se puso los audífonos violentamente y puso una canción a todo volumen.
-¡ ¿Ves? No pasa nada solo sólo es un ipod!
Estaba consiente que esa situación era como hablarle a la pared pero no encontró otra forma de demostrar su frustración que gritar hasta que se escuchara encima de la música. Pero era tanto el volumen que se quito lo más rápido posible ambos audífonos y se dejo caer con las manos presionadas en sus orejas. Le estaba dando jaqueca. Ocurrió lo indeseable para Frankie. Ahora el pensaba que su prima quería ser como el y lo estaba logrando. Fue a sentarse con lentitud extrema y con lágrimas en los ojos a lado de su prima para apoyarla y decirle de una forma u otra que la entendía.
No pasa nada, estoy bien es solo…Jade hablaba sola, no sabía que hacer para demostrarle que no era lo que el pensaba. Esbozo una pequeña sonrisa al recordar que era mala para hablar con señas.
Se que se no me escuchas pero tienes que saber que no intente
quedarme sorda, es solo que al vete así … no supe que hacer
para darte saber que este aparato no hace lo que tú crees.
Interpretando Frankie su actitud y la manera que señalaba el aparato ensordecedor y apretaba sus dientes blancos, llego a la conclusión de que Jade hacia lo mismo que los demás. Es decir, demostraba preocupación hacia el pero se desesperaba a no poder trasmitir sus sentimientos y conocimientos para que el pudiera entenderlos.
Es música, ¿si la conoces? ¿no? bueno ya se, te voy a explicar
De lo que se trata.
Aparentemente entusiasmada, Jade se fue brincando hacia su armario y rebusco en la parte superior. Terminando, se dirigió en donde se encontraba Frankie y puso en es piso dos cajas de gran tamaño en el piso.
Estos ya no los uso, toda la música la descargo de Internet, aparte
No es mi tipo..
Frankie solo asintió y tomo uno de los discos que se encontraban en la caja, lo examino cuidadosamente y sonrío al ver con determinación la portada; los colores le marearon.
Toda la tarde Frankie mantuvo su expresión asombrada cuando Jade reproducía un DVD y una multitud de gente saltaba con euforia hacia la dirección donde unos cómicos hombres saltaban con una barra de metal con cuerdas a los extremos. Observo a músicos tocar en un auditorio, a la descripción de los instrumentos e incluso bailo. Más bien se movió con gracia.
Nunca antes le había brindado esos conocimientos, nunca antes había visto semejante cosa, nunca antes había derramado una sola lágrima por felicidad.
Ahora se puede decir que eres un experto en la música.
Susurro Jane a Frankie cuando leía un libro presentable de música clásica y tenía los audífonos en los oídos.
Frankie señalo sus orejas y se encogió de hombros al tiempo que observaba su libro. Jade se echo a reír.
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